En la imagen la desembocadura del rio Carraixet en el municipio de Alboraya, al norte de la ciudad de Valencia. En el final de este pequeño curso de agua que recibe, principalmente, las aguas de los manantiales subterráneos (los ullals) muy próximos a la desembocadura y del barranco del Carriaxet -sobre todo en momentos de las grandes lluvias otoñales- se ha situado una red que crea una balsa para la contención de residuos sólidos superficiales, antes de contactar el río Carraixet con el Mar Mediterráneo, con la finalidad de que estos no lleguen a la costa y perjudiquen a la actividad turística que se está empezando a desarrollar con fuerza en esta zona del levante valenciano español.
domingo, 13 de marzo de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
VEGETACIÓN DE RIBERA - RIO MANZANARES, MADRID.
Las imágnes al sur de Madrid, a 500 metros de incorporarse el río Manzanares al río Jarama, donde la vegetación de ribera ha perdido parte de sus especies y un gran volumen. En las proximidades al río los agricultores en el pasado, actualmente abandonado, llevaron sus zonas de cultivo hasta el río de ahí que los espacios para la vegetación de ribera sean pequeños. Aquí en la zona de los cantiles la zona se esta recuperando con unas aguas menos contaminadas y con el control de vertidos.
Diciembre, 2010
¿QUIÉN HA DICHO QUE LA ARQUITECTURA NO ES BELLA?
Edificio Veles e Vents, Puerto de Valencia, 2006.
Ante la ausencia de soportes, las cuatro plantas se exponen suspendidas en el vacío, se han censurado las fachadas al espectador por vanos corridos, donde el cristal no posee aquí ni las varillas metálicas de la separación y se aleja para dejar que el blanco nos muestre la belleza de sus planos con sorprendente fuerza.
Aquí la curva estará fuera, vendrá de fuera, aquí dominan las horizontales de las plantas situadas a diferentes alturas y ligeramente desplazadas, ellas permitirán desde el interior, por las diferentes sombras y por las diferentes posiciones del visitante, diferentes vistas del mar, del puerto y de la ciudad de Valencia.
Las cuatro horizontales, resaltadas por el blanco, con sus amplios espacios en terraza, pierden su monotonía por las dos líneas inclinadas. Estas presentan más una función de tránsito, subir y bajar, que de soporte; así pues, si pienso en el soporte una F vuelta me viene a la mente.
El mar distorsiona las líneas, las difumina y parece querer darles movimiento como si de un cuadro impresionista se tratase.
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